Páginas

Sueños

Llegué, dejé el paraguas a un costado para que se seque y colgué el saco. Fui a la cocina a poner la pava. Quería un té. Mientras esperaba que hierva el agua fui a la pieza y ahí estabas. Dormías tapado hasta las orejas. No resistí y me metí en la cama. Yo estaba helada y vos ardías. Después de un ratito nos aclimatamos: vos me contagiabas el calor y yo te aliviaba con mi piel aún húmeda.
No te despertabas; yo me adormecía. Pasé mi mano por tu cintura y mi respiración hacía eco en tu cuello. Dijiste algo pero no se te entendió. Después de unos minutos así te inclinaste hacia a mí y me pediste que no me vaya, que me estabas esperando. No hacía falta que te contestara. Ya estaba ahí.
Dormimos abrazados bajo el calor de dos colchas de lana contradiciendo al frío de afuera. No soñamos, creo que no hacía falta, capaz que era demasiado.
Abrí los ojos y me acordé del té. Salí de la cama y volví a la cocina. No había mas agua, todo era vapor; la pava bullía como nosotros unos minutos antes. Le agregué agua y en medio segundo ya estaba listo el té. No hizo falta mover el saquito de arriba para abajo en la taza, pero igual quise esperar a que surgiera el color... Mientras esperaba fui a la pieza de nuevo y todavía estabas ahí. Esta vez más destapado, por mi culpa cuando salí. Tampoco resistí y ya estaba de vuelta rozando tu panza.
No te habías despertado pero ahora soñabas. Entonces me quedé a contemplarte, a imaginarme tu sueño: hacías muecas, parecías enojado; te agarré la mano bien fuerte y no respondiste. Sabía que te habías ido. A pesar del calor de las colchas tu mano estaba fría, como entumecida. Es que en tus sueños estabas afuera, luchando con el viento sur y maldiciéndote por no haber llevado guantes.
Cuando tu mano se entibiaba me acordé nuevamente del té. Dudé pero te solté. En la cocina el té estaba helado, como tu mano unos minutos antes. No lo quise tomar. Dejé todo y fui hacia la puerta. Me puse el saco y agarré el paraguas. Salí a buscarte. Te tenía que llevar los guantes y un poco de calor... ese que perdiste mientras soñabas.

1 comentario:

Una Persona. dijo...

Buaaa! Che, tu relato me re hizo llorarr! Hace tiempo que vengo con esas sensaciones y ganas de escribir cosas así.
Oh! Jajaja, quiero un novio ya! pero ya se pasó el frío, que es perfecto para los arrumacos!
saludos!